En una mezcla de biografía y exégesis llena de geniales digresiones poéticas o filosóficas, y de oportunas y deliciosas citas que ayudan a situar el inextricable proyecto existencial-artístico de Helio Oiticica, el gran poeta bahiano Waly Salomão –uno de sus más lúcidos compañeros de ruta– reconstruye sinuosa y gozosamente la travesía artística y vital de su amigo por el firmamento cultural brasileño.
Como bien anota en el prólogo la poeta argentina Teresa Arijón, una de las traductoras del libro, Waly y Hélio “fueron buenos ríos, complementarios como los cuerpos celestes que sus nombres evocan: pura dinamita y língua geral de las calles salvajes que amaban recorrer. Amigos fieles y febriles inmersos en la vida hasta la médula; absolutamente absolutos en su construcción de lo transitorio, lo mutable, lo inasible; impecables equilibristas, teóricos en praxis, errabundos empedernidos, elegantes destructores de ritos y mitos burgueses por antonomasia... Y todo lo que pueda decirse sobre ellos será inocuo, y hasta pecará de inexpresivo, frente a la potencia, la belleza y la radicalidad de sus obras y sus actos”.
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