Artefactos y artilugios. Artistas cuencanos en acción
Esta exhibición aspira a tomar el pulso al momento actual de la escena artística emergente cuencana, hacer un estado de cuentas de las operaciones simbólicas que esos artistas han venido realizando en los últimos años y de las que son capaces de efectuar ante las demandas de un proceso curatorial, pues la muestra conjuga obras hechas en años recientes con otras comisionadas para la ocasión. Por eso optamos por un título de amplio espectro que sea capaz de acoger la diversidad de expresiones, temas y procedimientos retóricos presentes en sus propuestas.
Aunque en el lenguaje cotidiano, entendemos por “artefacto” una máquina o un aparato creado con un propósito técnico específico, el término tiene su origen en la expresión latina arte factus, es decir “hecho con arte”. Junto a este vocablo hemos puesto el término “artilugio”, una inflexión semántica de artefacto, del que nos interesa la idea de la “argucia o engaño para conseguir algo”, pues con la sutileza propia de los artificios metafóricos y alegóricos, el artista nos comunica ya sea su “experiencia de lo visible” (John Berger), un fragmento de su memoria o vivencia afectiva, una relectura crítica del mismo arte, o bien –y con mayor frecuencia en el arte contemporáneo– su comentario sobre determinados asuntos de la realidad sociopolítica circundante, donde el arista actúa “como crítico cultural”, según el dictum de José Luis Brea.
Pero, ¿qué entendemos por arte? “Cuando se habla de ‘arte’ –escribe Ticio Escobar– se habla de un conjunto de objetos y prácticas que recalcan sus formas para producir una interferencia en la significación ordinaria de las cosas e intensificar la experiencia del mundo”. De modo que no hay arte sin este elemento fáctico u objetual, sin esa aplicación formal que el artista imprime a su obra, cualquiera sea su soporte. Pero ante todo, no es posible hablar de arte si esa acción intelectual o física, si esa ejecución material no entraña una interrupción en el orden espacio-temporal de la vida ordinaria; si esa cesura que introduce la obra en el flujo cotidiano no es capaz de expandir nuestra comprensión y experiencia de la realidad. Las respuestas del arte a las disyuntivas que planeta el mundo nunca son afirmaciones sino un cúmulo de preguntas, signos de interrogación destinados a propiciar una experiencia sensoria-intelectiva de cierta complejidad.
Con una actitud inclusiva y al mismo tiempo selectiva, Artefactos y artilugios reúne a 26 artistas de la ciudad –casi todos cuencanos o radicados en Cuenca–, elegidos ya sea por el valor, la singularidad o novedad de su trabajo, pero ante todo por hallarse en plena actividad. Aunque muchos de ellos se han caracterizado por una producción intermitente, cada vez que comparecen en público exhiben un talento y potencial que vale la pena atender. Lo que cuenta es que sus obras puedan prodigarnos un momento de gozo y de reflexión, que estén a la altura de nuestros dilemas y de nuestros deseos.
Cristóbal Zapata
(Curador de la exposición)