Sebastián Gordín (Argentina)


Buenos Aires, Argentina, 1969.


La casa del transformador (Transformer house), 2014

Maqueta con vitrina, madera, vidrio, cerdas, bronce, leds, papel, 120 x 60 x 60 cm. Cedida por el artista, cortesía de la Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires.


El espejo (The mirror), 2012

Maqueta con vitrina, madera, maderas en chapas, bronce, leds, vidrios, cerdas,114 x 62 x 59 cm. Cedida por el artista, cortesía de la Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires.


Especies (Species), 2012

Maqueta con vitrina, Madera, maderas en chapas, bronces, leds, vidrio, 95 x 55 x 53 cm. Cedida por el artista, cortesía de la Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires.


Las obras más características de Sebastián Gordín son los micromundos que él crea dentro de cajas, una práctica que empezó a partir de sus veinte años. Según el artista, «mi obra busca reproducir la realidad. Mis mundos son mundos muy reales donde la imaginación se mantiene bajo control». Gordín proviene de una familia cuyos padres estuvieron vinculados profesionalmente al espectáculo, de tal manera que creció conociendo muy de cerca el mundo detrás y delante del telón. En las construcciones de Gordín, la vida tiene una especie de normalidad impuesta, y sin importar lo que pudiera ocurrir para interrumpir esta normalidad, la ilusión de estabilidad y orden que de alguna manera permanece se cierne sobre la totalidad de sus empresas. De alguna forma, al mismo tiempo que las sociedades miniaturizadas de Gordín inspiran cierto grado de voyerismo por parte del espectador, también refuerzan las barreras –físicas y psíquicas– que prevalecerían ante cualquier intento de imponer nuestra voluntad sobre quienes viven dentro. No obstante tratarse de iconos de comodidad y estabilidad burguesas, describen la vida íntima de personas específicas que nunca conoceremos, y la distancia reforzada por la escala cede paso a un estudio detenido sobre sentimientos persistentes y casi inexplicables de melancolía y desencanto.

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