San Bernadino, California, 1986. Vive y trabaja en Los Ángeles.
Retrato (Portrait), 2016
Obra de arte pública, témpera sobre cartón, dimensiones variables. Cedida por cortesía
del artista y la Charlie James Gallery, Los Ángeles.
Los sujetos de la obra de Ramiro Gómez son los obreros hispanos –y en gran parte
invisibles– que limpian casas, cuidan piscinas, podan césped, cuidan niños, preparan
la comida, y desempeñan muchas otras tareas mundanas que mantienen contenta
a la clase media alta de Los Ángeles. Debido a que Gómez abandonó la escuela de
arte y trabajo por años como niñero mientras hacia su arte en contextos mayormente
clandestinos, su elección de personajes inaugura un género de retratos en un contexto
de justicia social. Por años, el artista colocaba sus figuras pintadas sobre cartón a lo largo
de los costados de las calles residenciales en los reductos acaudalados de Beverly Hills
y Bel Air, asumiendo –correctamente, como resultó– que la gente no las notaría. Para la
Bienal de Cuenca, el artista visitó la ciudad durante una semana de julio, fotografiando y
pintando trabajadores ordinarios en sus ambientes de trabajo, con el objetivo de regresar
a instalarles en los mismos lugares. Para Gómez la vulnerabilidad y fragilidad de su obra
pública refleja las existencias a menudo marginadas de la clase trabajadora en general,
y la posibilidad de que estos sujetos actúen para proteger las representaciones de ellos
siempre es una posibilidad seductora.