(Culiacán, Sinaloa, 1977). Reside y trabaja en Culiacán.
Sin título (proyecto cuatro espejos 1), telón-pollera móvil, gradas circulares, bordado con textos en forma de flores, máscara con capullos de mariposa, video a color, 2018
Sonorización de un gesto, performance, 2018
Fritzia Irízar investiga los modos de circulación del capital (trabajo, dinero, comercio), emplazando al mismo tiempo los mecanismos de producción de la obra de arte. Según explica, su propósito es “explorar los límites de las disciplinas artísticas y trasgredir áreas de conocimiento”, pues su trabajo “implica regularmente investigaciones basadas en el contexto real, estudia de forma constante problemáticas sociales, políticas, económicas y éticas”. La artista no solo refiere temas de interés colectivo, sino que involucra su experiencia personal, tanto en el plano intelectual como corporal.
Su proyecto para la Bienal de Cuenca constituye una puesta en escena que se ubica ambiguamente entre la representación y una realidad hipotética. Irizar crea un escenario circular cubierto —a modo de telón—, por una pollera gigante, propia de las cholas cuencanas. En el interior del telón-falda, un video muestra a un personaje ejecutando ligeros movimientos, con una máscara-sonaja hecha de cascabeles y capullos de mariposa, elemento común en la danza del venado en el norte México. La pieza, llama la atención sobre la dimensión escultórica de la pollera y su movimiento acompasado y ritual sobre el cuerpo de las mujeres, al tiempo que bordada con citas sexistas —que sustituyen la floreada cenefa habitual de la prenda— se convierte en un alegato contra las prácticas y discursos discriminatorios.
(Culiacán, Sinaloa, 1977); she lives and works in Culiacán.
Sin título (proyecto cuatro espejos 1) [Untitled (Four Mirrors Project 1)], mobile curtain-skirt, circular bleachers, needle work with flower-shaped texts, mask with butterfly cocoons, color video, 2018
Sonorización de un gesto [Putting a Gesture to Sound], performance, 2018
Fritzia Irízar investigates the ways capital (work, money, merchandise) circulates and how they affect the mechanism for the production of the work of art. The artist’s aim, as she herself explains, is to “explore the limits of artistic disciplines and to trespass areas of knowledge.” Her work often “implies research into the real context as it studies social, political, economic, and ethical issues.” The artist not only addresses questions of collective interest, but also personal experiences that involve both the intellect and the body.
Her project for the Cuenca Biennial consists of a staging located in an ambiguous space between representation and hypothetical reality. Irizar creates a circular stage that is covered by a giant skirt of the sort worn by indigenous women from Cuenca, its fabric acting as a sort of curtain. Underneath the curtain-skirt, a video shows a character performing subtle movements with a mask-rattle made out of bells and butterfly cocoons, an element common in the deer dance of northern Mexico. The work calls attention to the sculptural dimension of the skirt and to the rhythmic and ritual way it moves over the women’s bodies. As it embroiders sexist expressions in the place of the flowery trimming normally found on the garment, the work turns into a condemnation of discriminatory practices and discourses.