Juliana Vidal registra la huella de la ausencia

02 de Diciembre de 2018

¿Cómo se nombra lo que quizás no existe? ¿Cómo se manifiestan materialmente aquellas sensaciones únicas que experimentamos y que no se repiten en ningún otro cuerpo? ¿Cómo se habita el vacío, la ausencia? ¿De qué color es la memoria? ¿Cuál es la forma de las huellas que dejamos en el andar y que el tiempo, a veces, borra con absoluta inclemencia?

     La obra con la que la artista cuencana Juliana Vidal (1993) ganó el Premio París en la XIV edición de la Bienal de Cuenca, remite esas interrogantes que son tan etéreas como su propuesta, Geografías de la mortalidad.

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